En los seres humanos se produce una situación similar. Cuando el estrés sobrepasa ciertos límites se afectan numerosos organos de nuestro cuerpo al igual que nuestra capacidad mental y el sistema inmunológico.
En situaciones normales las células de nuestro organismo emplean alrededor de un 90% de su energía en actividades metabólicas dirigidas a la renovación, reparación y creación de nuevos tejidos. Sin embargo, en situaciones de estres (problemas en el trabajo, en el matrimonio, en el hogar) esto cambia drásticamente. En lugar de actividades dirigidas a la renovación, reparación y creación de los tejidos del organismo, se dedica a tratar de enviar cantidades masivas de energía a los músculos. Las actividades de reparación y creación del cuerpo se paralizan e incluso el organismo comienza a descomponer los tejidos en busca de la energia que tan urgentemente necesita.
Entre estos daños se incluyen: fatiga, destrucción de los músculos, diabetes, hipertensión, úlceras, enanismo, impotencia, pérdida de deseo sexual, , interrupción de la menstruación, aumento en la susceptibilidad a enfermedades, y daños a las células nerviosas. Algunos estudiosos apuntan que lo que más impresiona de estos daños es el hecho de que, tomados en conjunto, se parecen mucho a lo que sucede en el proceso de envejecimiento.
Toda enfermedad tanto física como mental, proviene de alguna mala información dada a la célula a causa de la falta o exceso de energía, captada por lo regular del exterior (alimentación deficiente o en abundancia, falta de ejercicio, exceso de trabajo, traumas, rencores, odios, no reírse y sucesos cotidianos estresantes) que provocan la información distorsionada o deficiente a las moléculas que a su vez dan orden incorrecta de algún órgano como hígado, bazo, riñón, etc; provocando la enfermedad.
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